Cuando contemplamos la Luna con un telescopio, e incluso con unos prismáticos, vemos en ella multitud de cicatrices circulares de los más diversos tamaños, los cráteres. Si tenemos curiosidad y un buen libro de astronomía, podremos ver magníficas fotografías de dichos cráteres y leer acerca de sus dimensiones, que van desde unos pocos metros a decenas de kilómetros, pero estas medidas dicen relativamente poco si no tenemos algo con qué compararlas. Si leemos que el cráter Grove tiene 28 km de díámetro, que el cráter Eudoxus mide 67 km y que el llamado Hércules alcanza los 69 km de parte a parte, pensaremos que tienen tamaños considerables, pero nos haremos una idea más exacta de lo que representan esas cifras si pensamos que el primero, Grove, es semejante a la distancia entre Oviedo y Gijón, el segundo, Eudoxus, equivale a la separación entre Valencia y Castellón, y en cuanto al tercero, Hércules, podemos decir que su diámetro es algo mayor que la distancia existente entre Madrid y Toledo. Pero como siempre se ha dicho que una imagen vale más que mil palabras, en esta que mostramos podemos comprobar que la Comunidad de Madrid cabe perfectamente dentro del crátar Ptolomeo, de "solo" 153 km de diámetro.